Mi empresa es mía

Si la ilegal, ilegítima y buena para nada asamblea constituyente cumpliera una milésima de sus presuntas funciones, sobre todo en el ámbito económico, ya habría abierto una rigurosa investigación de las empresas que manejan funcionarios del PSUV enchufados en el Estado. Que sea una compañía anónima de nombre Alimca la que se encarga de almacenar, empacar y repartir la cajas del CLAP en Carabobo y no una dependencia de la gobernación es tan sospechoso como que el G2 cubano sea dueño de una empresa que se encargue de fabricar pinchadores telefónicos, que en criollo se llama despacharse y darse el vuelto.En los usurpadores de Marx y los últimos correligionarios de Lenin y Stalin no ha mermado su aversión al capitalismo, sobre todo al capital en manos ajenas. Cualquier empresario exitoso que no haga negocios con ellos o se ponga remolón, como fueron los casos de Ricardo Fernández y del que llamaron el Rey de la Cabilla, pueden parar con sus bolsillos vacíos en la cárcel, pero los de la comandita sí utilizan la modalidad empresarial, sean compañías anónimas o sociedades ídem, para evitar o impedir que la Contraloría, el Poder Legislativo o el pueblo a través de los medios meta las narices.Siendo ante la ley empre sas privadas, la contraloría social o la vigilancia estatal tiene límites claros. Si aún muchas empresas verdaderamente privadas pueden funcionar como cada una lo desee, aunque diariamente son numerosas las inspecciones, los controles y el me da la gana de cualquier...

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