Una enfermedad bien gerenciada

El autócrata suele atribuir al enemigo todo el que no le adule sus defectos, pecados, culpas, incumplimientos y violaciones, como si estuviera ante un espejo de cuerpo entero y se dedicara a detallar su imagen: mentiroso, golpista, fascista, conspirador, derechista, oligarca tan oligarca que su gobierno no es de pocos, es de uno solo, en la creencia de que puede deshacerse de tan pesada carga, endosándola en lugar de expiarla. Dedica parrafadas a gobiernos anteriores para acusarlos de lo que adolece el suyo, de no haber hecho nada y dejar que la gente se muriera de hambre porque no había trabajo en el primer gobierno de CAP hubo pleno empleo, no de mucha calidad, pero lo hubo. Y termina prometiendo, con un descaro increíble, lo que supuestamente nunca se hizo: la educación gratuita vigente desde la época de Guzmán Blanco, la nacionalización del petróleo más bien desnacionalización, pues hoy es compartido con rusos, bielorrusos, cubanos y chinos; pudo estar en manos de las FARC, según ofrecimiento del autócrata a Iván Márquez y Rodrigo Granda y la reforma agraria se hicieron no una sino varias, y si no dieron el resultado esperado al menos no arruinaron la agricultura ni la ganadería. Lo cierto, evidente, indiscutible, comprobable, real es que 13 años de ¿revolución?, con petróleo a cien dólares el barril...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR