Del entusiasmo a la responsabilidad

Nunca como hoy la instalación de la Asamblea Nacional venezolana ha despertado tanta ilusión, tantas expectativas -incluso con trascendencia internacionaly, simultáneamente, tantas exigencias e incluso temores.Los historiadores podrán seguramente establecer comparaciones con otros momentos de nuestra vida republicana, pero para el ciudadano de hoy, no cabe la menor duda de la importancia excepcional de algo que se pone a prueba a partir de mañana.Si atendiéramos a los expertos constitucionalistas, no podríamos menos que coincidir con la opinión de Allan R. BrewerCarías, cuando ve al parlamento como uno de los órganos del Estado de mayor relevancia, si no el más relevante o como el órgano político por excelencia en un Estado de derecho, cuya responsabilidad es, en este momento, la reconstrucción de los dos principios básicos de la democracia: la legitimidad democrática de la elección de los gobernantes y el funcionamiento del Estado conforme al principio de la separación de poderes. Cierto que esta impor tancia del parlamento choca con el presidencialismo que marca la vida política de Venezuela, pero cierto también que la deformación de las funciones que le son propias o la renuncia a ellas por acomodo político han negado al país, ya por tres lustros, las ventajas de una función legisladora y de control efectivas y provechosas para la mejor construcción del país.Si, por otra parte, escuchára mos el discurso de la nueva ma yoría parlamentaria, podríamos esperar que se cumpla la oferta legislativa para el cambio presentada por la Mesa de la Unidad Democrática, MUD, y que se resume en una agenda de corto plazo tanto que incluye las principales leyes y actuaciones legislativas que puede impulsar esta mayoría para, como se señala en el documento, lograr un cambio de rumbo sin demoras hacia una mejor calidad de vida. Seríamos testigos entonces de la discusión de proyectos de ley o de reformas legales en nueve áreas claves: abasteci miento, protección al consumidor, descentralización de la seguridad ciudadana, salario, pensiones, servicios públicos, vivienda, corrupción y presos políticos. Veríamos también el desarrollo de iniciativas de investigación y control parlamentario...

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