Epifanía

Aprincipio de año acostumbro reflexionar y escribir sobre cómo percibo el año que co mienza, lo hago lleno de optimismo y fantasía pues la vida es así: esperanza e ilusión. El optimismo nos puede llevar hasta el delirio, pero el pesimismo, las quejas y la nostalgia nos pueden volver melancólicos y amargados. Me gusta sentirme lleno de esperanza. Rechazo las barreras, las calles sin salida, las imposiciones, las luchas perdidas antes de empezar y sobre todo el miedo al futuro. Venezuela no se arreglará jamás volviendo al pasado ni reparando el presente. Tendremos que hacer una nueva revolución, esta vez de verdad, verdad, sin armas ni militares, sin miramientos ni exclusiones, sin privilegios ni carnets, sin desprecios, sin imposiciones ideológicas, sin apresuramientos electorales y respetando a nuestros conciudadanos y aquello que nos pertenece a todos. Ocupándonos de nuestras necesidades de salud, justicia, educación, previsión social, transporte público, seguridad ambiental en todos sus aspectos y estimulando la participación electoral en todos los ámbitos. No podemos seguir tolerando gobernantes especiales que se sientan ungidos de privilegios únicos, manejen el Estado como su hacienda, pretendan saber todo de todo y se sientan amenazados y perseguidos. No podemos seguir tolerando que quienes detentan el poder por designación sean más poderosos que quienes lo detentan por elección. No debemos continuar aceptando que nuestros diputados sean dejados de lado, no...

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