Errores y culpas

Debemos al conservador y monárquico Joseph de Maistre, diletante saboyano enaltecido como filósofo por los críticos de la ilustración, una infame aserción cuya descontextualización y manipulación la elevó a la categoría de frase memorable según la cual cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Y la adjetivamos como infame porque generalmente se usa para, a modo de resignación y con arrogante desprecio de las masas, culpabilizar a éstas de los desaguisados de quienes las conducen. Sin embargo, sobre todo teniendo en cuenta el modo de accionar de un régimen de dudoso origen y cuestionada legalidad como el presidido por el señor Maduro, podríamos pronunciarnos en sentido contrario a la muy reaccionaria afirmación que da pie al pergeño de estas líneas para sostener, entonces, que todo gobierno se da el pueblo que se merece.Para sustentar esta tesis bas ta con observar cómo, a lo largo de estos últimos 15 años, la revolución bolivariana en un pretendido afán de redención de humillados y ofendidos se ha procurado una variopinta clientela que, a cambio de unos pocos cobres, le brinda respaldo comicial. Se ha fraguado así un exclusivo y excluyente pueblo chavista donde en torno a gente humilde y cuyas aspiraciones a una vida mejor fueron preteridas durante décadas, se agrupan oportunistas y vividores de toda índole, forajidos y matones reclutados en el lumpen proletariado y organizados en pandillas que confunden propaganda, participación y militancia política con vocinglería, agavillamiento y asociación para delinquir.Un pueblo a la medida que, en el fondo, no es sino un amasijo promiscuo y heterogéneo del cual la gente decente ha comenzado a tomar distancia porque vislumbra que la revolución no la va a sacar de abajo, como se dice, y por el contrario busca mantenerla en estado de coma asistido para que no pierda las esperanzas de un utópico futuro cada vez menos aprehensible, de un porvenir cada vez más lejano.Estamos ante la presencia de un desengañado e importante sector de la población que ansía recuperar su pertenencia al país de todos. Ello contribuiría a explicar la decadencia de un chavismo sin Chávez, preci pitada, además y de forma vertiginosa por la inmadurez de un ejecutivo incoherente y pendenciero, así como por el descabello de un legislativo arbitrario y sin mesura que actuando en una especie de cayapa institucional con los poderes judicial, moral y electoral criminalizan la protesta y penalizan la política de acuerdo al...

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