Errores y pifias

En 1870 el químico alemán Erich von Wolf determinó el contenido de hierro en las espinacas, pero cuando anotaba el resultado en su cuaderno olvidó poner la coma del decimal. En lugar de 3,5 miligramos anotó 35 y desde entonces el desagradable vegetal ha sido un tormento para los niños del planeta. A pesar de que en 1937 fue corregido el error, 50 años después seguimos sufriendo el terrorismo mediático que protagonizó Popeye, el Marino, para promocionar el consumo de la Spinacia oleracea, precisamente sobre la base del error cometido por Wolf, su presunta riqueza en hierro. La leyenda pudo más que la corrección. No sé en qué momento el mi nistro Jorge Giordani anotó mal cuando se apertrechaba de teorías revolucionarias y socialistas o si sólo se trata de una travesura de su memoria. No creo que sea un aporte suyo al pensamiento marxista que cinceló la extinta Academia de Ciencias de la Unión Soviética. Veamos como san Pablo. En abril de 2009 el ministro de Finanzas y también de Planificación se quejaba de la gran dificultad que se le presentaba al proyecto político en el poder, y del cual era uno de los principa les gestores, para construir el socialismo. Decía que no conocía un país en que se hubiese hecho desde la abundancia, que siempre ha sido a partir de la escasez y de la pobreza. Quienes lo escucharon no le exigieron demostraciones teóricas, mucho menos las fuentes bibliográficas que le permitían soltar tal aserto sin aclarar a qué espinaca llamaba socialismo. Contra la afirmación del profe sor, los...

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