La poesía es un testimonio de la vida del que escribe

Parece difícil creer que el punto de partida para este libro sea una historia de amor, pero la obra entera de María Antonieta Flores se sustenta sobre lo amoroso y lo erótico. Y su poemario más reciente no es la excepción, aunque al lector le cueste creerlo porque deja la sensación de algo ominoso.En el último poema de Madera de orilla, Trazo tembloroso, la autora nacida en Caracas en 1960 escribe: saben mis pies de las torturas / escuchan los gemidos que salen de la tierra / la horma del dolor es una galería de fuego / arena negra....La elaboración de lo romántico, explica, está signada por la situación política del país, en el que también pretende elaborarse un diálogo entre la crisis política venezolana y la del resto de América Latina.En la obra está presente la sensación de que nuestra circunstancia pone en un plano secundario lo romántico, pero a pesar de eso el amor está allí, indica Flores. Parto de que la poesía es un testimonio de la vida del que escribe, que puede estar transformado por las metáforas o las imágenes; pero la poesía es esencialmente testimonial y parte de lo íntimo. Sin la violencia íntima no tiene sentido hablar de otros temas.A pesar de que Flores se de clara admiradora de poetas de otras épocas -como José Antonio Ramos Sucre y Jorge Luis Borges-, su obra va con la de su generación porque está marcada por el discurso subjetivo e individual. Por eso es que el poemario editado por Eclepsidra se construye sobre un triángulo...

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