Escrito con indignación

Escribo lunes en la mañana. Una mezcla de indignación, tristeza y rabia dificulta poner en el papel nuestros sentimientos.Me refiero a ellos porque confirman una realidad que habíamos previsto y anunciado en repetidas oportunidades. En Venezuela no hay democracia. Desapareció hace tiempo. No me extenderé en este punto porque la realidad está sobrediagnosticada. El país está ansioso con relación al futuro. Líneas de acción, caminos inmediatos para transitarlos hasta salir del régimen actual. Reclama un liderazgo capaz de conducirlo sin debilidades ni dobleces, con prudencia que no se confunda con debilidad y con la firmeza y el coraje que las circunstancias reclaman.Lo vivido el domingo pasado ha sido el fraude más escandaloso de la historia contemporánea. Supera el de la dictadura en 1952 y la fantochada del plebiscito electoral de diciembre de 1957, que aceleró la caía de la tiranía un mes después. El problema de Venezuela no es electoral.No se trata de más o menos votos, trasciende el simple juego de mayorías artificiosas y minorías que dudan, razonablemente de esa condición. La naturaleza de la crisis es existencial, de principios y valores que desaparecen en nom bre de una revolución socialista a la cubana. La mayoría de los venezolanos la rechaza. No somos ni seremos comunistas. No continuaremos aceptando el desconocimiento a la Constitución, al orden jurídico establecido, ni los abusos de poder, ni la incompetencia máxima del gobierno ni mucho menos los grados de corrupción alcanzados.Desde esta tribuna respaldamos plenamente la reacción de...

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