Escuela de farsantes

Si no tuvieran peores pecados, culpas, delitos, bastaría la manipulación despreciable que los rompicoglione gobernantes han venido haciendo de los medios de comunicación del Estado, convertidos en instrumento de guerra sucia, descarada y cobarde, para condenarlos en cualquier tribunal honesto del planeta descartado el sistema judicial venezolano.Que el difunto Corazón de Mi Patria convirtiera Venezolana de Televisión en guarida de mangarranes puede entenderse por su condición de farsante, fingidor y embustero: ignorante de su propia ignorancia, pasaba sobre cargos, poderes y fueros con el desparpajo de quien cree en su propia comedia.Ahora que supuestamente está de comisión en el cielo, al igual que los dólares eyectados misteriosamente de la administración pública, intentará convencer a ángeles, arcángeles y demás espíritus celestes de la conveniencia de abogar por su canonización en la tierra, en virtud de su empeño en convertir a Venezuela en una potencia económica, política, social y deportiva, que no llevó a cabo por culpa de la de recha apátrida.El Bigotón Pánfilo, también ig norante de todas las ignorancias, impuesto por un dedazo desde La Habana, sede del poder tutelar de la revolución bolivariana, exagera promesas, recorta realizaciones y exacerba amenazas hasta límites desconocidos en el país, aun en tiempos de dictadura, capaces de...

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