Eslabón que une continentes

Panamá, esa suerte de tierra prometida de la contemporaneidad que exhibe orgullosa el logro de la ingeniería que es su canal, no deja de decir a sus visitantes que ellos son mucho más que eso. Y razones le sobran a este país centroamericano, de 77.082 kilómetros cuadrados, que se ha convertido en la niña mimada de los inversionistas del mundo entero. Hace 11 años se inició la transferencia total del canal a manos panameñas y, desde entonces, la nación se puso a brillar en el mapamundi.

Paisajes asombrosos de espeso bosque tropical; asentamientos indígenas que conservan sus raíces y su modus vivendi; un creciente interés por conservar al máximo las riquezas fluviales que nutren al canal; gente amable, hospitalaria y abierta hacen del país una auténtica oferta para vivir a plenitud su gentilicio.

Un recorrido de tres días le hará saborear con calma y sin prisas su talante caribeño, tranquilazo y solvente, que empieza a abrir sus puertas a muchos que en épocas de desaliento no declinan la esperanza de encontrar su Dorado.

Día 1: Por las tierras Emberá. Para llegar a la comunidad Parará Puru es necesario navegar en piragua durante media hora por el río Chagres. Lo recomendable es contratar el paseo a la comunidad, que cuenta con un director de turismo.

Ellos le recomendarán una operadora que hará el traslado en automóvil o autobús desde el centro de la ciudad hasta el embarcadero Alajuela, en la ribera oriental del Canal de Panamá, y desde donde se toma la piragua.

Mientras la nave hace su len to desembarque frente al enclave, un grupo de indígenas salen al encuentro con tambores y flautas. Una musiquilla alegre contagia al grupo de turistas que se dejan seducir por el pequeño asentamiento en el que apreciarán el modo de vida Emberá. Las mujeres adornan sus cabellos con flores, portan sus papuras falda multicolor y de una especie de top tejido que recubre sus senos, cuelgan monedas de plata. Los hombres visten las andias, un guayuco hecho con diminutas piedras de colores. Los Emberá son uno de los siete grupos indígenas panameños. Además de los Emberá, los Kuna Yala creadores de las molas: una pieza de tela cuadrada tejida con hilos de colores que reproduce dibujos abstractos y Ngöbe-Buglé habitan en territorios semiautónomos.

Las tierras en las que viven los Emberá fueron decretadas, en 1984, Parque Nacional Chagres.

Con una extensión de más de 125.000 hectáreas, esta área cubre cerca del 24% de la cuenca hidrográfica del Canal de Panamá...

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