Hay esperanza en los desencuentros del amor

Dos hombres conviven en una casa. Uno de ellos, el mayor, es refinado, culto, complaciente. Reconoce abiertamente su homosexualidad. El otro es deportista, rebelde y aventurero. Aunque llevan una relación de más de diez años, este último rechaza la condición de amante, de novio o de pareja. Para él, la convivencia y lo que han tenido ambos a lo largo de la década es algo más similar a una amistad o simplemente un gesto de agradecimiento por haberlo alejado del mal camino y haberlo mimado con viajes, autos de lujos y cenas deliciosas. Una noche el joven decide marcharse para siempre con la finalidad de empezar una nueva vida al lado de una mujer, con la que desea tener hijos. A mí me gustan las mujeres. Te lo dije muchas ve ces. Lo aceptaste y eso me permitió seguir aquí, cerca, en tu casa, pero ahora es distinto. Ahora soy yo el enamorado, pero no de ti, sino de ella. Yo sabía que alguna vez me iba a pasar, ex presa, sin impor tarle cuánto hie ren sus palabras al hombre mayor, que sufre porque la ruptu ra significa el adiós a su imagen del futuro. Entre la desazón y las ex pectativas que cada uno de estos personajes tiene con respecto a su vida en pareja, a las concepcio nes del amor y del sexo, se desarrolla la obra De todas, todas, escrita por José Simón Escalona, dirigida por Javier Vidal y llevada a escena por el Grupo Theja. La obra la escribí en 2005. No la habíamos montado antes porque en varios teatros nos dijeron que era muy fuerte, pero ahora, que hay piezas con contenidos más controversiales, consideramos que es el momento. El montaje cierra la trilogía que inicié con De todo corazón y que conti nué con De todos modos. Yo la llamo la...

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