La espiral rusa

Rusia se enfrenta al crecimiento de un nacionalismo populista y xenófobo que parece, en realidad, una radicalización de las posiciones que ha venido manteniendo el primer ministro, Vladimir Putin. Fue él quien sustituyó la tradicional fecha de la fiesta nacional, trasladándola desde el 7 de octubre, en recuerdo de la Revolución Bolchevique, al 4 de noviembre. Ese día, en el año 1612, las tropas polacas y lituanas fueron derrotadas y expulsadas del Kremlin, aunque la versión elaborada por el partido hoy en el poder la haya edulcorado de tal manera que la mayoría de los rusos no acaban de comprender del todo qué es exactamente lo que se intenta conmemorar en la nueva fecha. Sobre ese vacío ha empezado a prosperar un movimiento que dice defender la verdadera identidad rusa y, además, hacerlo especialmente contra el primer ministro Putin. Lo que sí resulta paradójico que la marcha rusa de Moscú escogiera como principal enemigo a las repúblicas del Cáucaso, contra las que Vladimir Putin ha seguido una férrea política de mano dura y ha lanzado guerras verdaderamente...

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