La estética de la dictadura

Nada tienen que ver los militares con el 5 de Julio de 1811. Mucho menos estos militares abonados a las nuevas formas de dependencia que ha impuesto el régimen, entre las que se destaca la humillante sujeción de Venezuela a la importación de alimentos; la bochornosa sumisión del jefe del Estado a los criterios de un mandatario extranjero, cabecilla de una dictadura de medio siglo que ha hundido a Cuba en la mendicidad y la esclavitud; el estrangulamiento de la industria y el emprendimiento nacional en beneficio de economías foráneas; y, en suma, todas las formas de subalternidad a que ha sido arrastrada la República y los ciudadanos por la autocracia de Chávez, cuyo leitmotiv es, precisamente, que los venezolanos claudiquen en su aspiración de autonomía individual y ofrenden toda iniciativa a un gobierno autoritario que, a cambio, ofrece adormecerlos en una nana eterna, entonada por un hombre mediocre, cuyos argumentos estultos y fraudulentos son la negación del anhelo de independencia que mueve a la patria desde los cimientos de su fundación. Lo que el país fue obligado a ver ayer, desde la pantalla del televisor, fue un asalto a la verdad histórica. Porque el caso es que el 5 de Julio conmemoramos una fecha civil, cual es la declaración de Independencia, por medio de un acto verbal, un protocolo legislativo, una faena discursiva, en la que no hubo fragor de sables, olor a pólvora ni amplias barrigas enfundadas en uniformes con botones dorados. Cuando el régimen militar con fisca una fecha que es completamente civil, parlamentaria, obra de intelectuales, traiciona la realidad, lo que constituye un grave atributo para quienes deben permanecer sujetos al poder civil y a la fuerza de la verdad. Pero eso no fue lo peor. Lo más desgarrador fue la exhibición de cursilería y mal gusto. Esa muestra de la estética de las dictaduras: un coctel de programa televisivo maratónico, masas obligadas a desfilar y una visión del mundo, atrasada y kitsch, que prescinde de los avances educativos que se han registrado en Venezuela, no solo en las aulas sino también en la frecuentación de los museos donde consta el desarrollo visual del país, expresado en la obra de sus artistas, que dialogan de tú a tú con...

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