La Ética asesinada

Un hombre muerto yace tirado en el piso de su baño en un departamento de Puerto Madero, en Buenos Aires, y no descansa en paz. Se ha llevado con él un secreto terrible, un secreto que tiene a un país entero en vilo, al borde del abismo. Qué soledad la de ese fi scal, qué desolación la de Argentina. Porque, incluso en el improbable no imposible escenario de que se demostrara la tesis del suicidio, de todas formas la sospecha quedaría instalada, porque no es la primera vez que mueren testigos clave antes de un juicio en Argentina. Cuando ya es muy difícil desenredar las hebras de la mentira de las de la verdad, un país puede hacerse inviable.El país de Borges, de Cortá zar, de Sábato y Piglia, es hoy un país de cerdos y peces, para usar el título de una emblemática revista de la cultura Under de Argentina. Los cerdos andan en los pasillos de los ministerios, en los sórdidos intersticios del poder; los peces son los que -a pesar de todohacen respirar la cultura de un país de una creatividad y riqueza admirables. Hay una Argentina que hoy está llorando de verdad, la Argentina de los ciudadanos...

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