Ética y política Immerwieder

Los positivistas comparten con los nihilistas hoy día pomposamente autocalificados de posmodernos la perentoria inclinación por el o esto o aquello, el o-o, o lo que es igual, el aut-aut: esa manía de querer aferrarse a un principio seguro y firme, rechazando radicalmente toda otredad. Principio al que sabiamente Benedetto Croce calificara como el santo y seña característico del logos abstracto. Y tan abstractas como terminales son, de hecho, las premisas de las que parten como las conclusiones a las que llegan. El extremismo de las distancias y el recíproco antagonismo radical que se profesan no les permite comprender que los presupuestos de la lógica discursiva los identifica mucho más de lo que creen, que son el otro de ese otro que tanto niegan, es decir, que son sí mismos y, en el fondo, idénticos.Definitivamente, los extremos se tocan, padecen de la misma patología de disociación. La traducción de tales extremos en la vida política no es de menor tenor: los defensores del individualismo, por un lado; los defensores del estatismo, por el otro. ¿Y en el medio? En el medio están los snugs, los notables, las aguas tibias, las medias tintas, los tertium datur.Los mediadores, la verdad, nunca median, y son siempre de cuidado, porque a la larga terminan tomando partido por uno de los extremos. Para muestra bastará con un Rodríguez Zapatero.Por fortuna, no es lo mismo el historismo que el historicis mo. Craso error de Popper, por cierto. El historismo Historismus surge en medio de la colapsada Alemania de Weimar, de las manos de Meinecke y Troeltsch. El historicismo storicismo, nace en una Italia inspirada por el espíritu del Risorgimento, con Croce y Gentile.El primero se sustenta en Kant y Schopenhauer. El segundo en Vico y Hegel. En el primero, ética y política representan términos antagónicos. En el segundo, y particularmente con Croce, conforman una relación de necesaria e inescindible complementariedad. En 1925, Croce publicó una reseña de la obra de Meinecke, La idea de la razón de Estado. En ella, el filósofo italiano sostiene que el error cometido por Meinecke en dicha obra consiste en no haber sabido pasar de la lógica del empirismo a la lógica de la filosofía, en la cual, y a diferencia de las abstracciones ti pificantes del aut-aut, los problemas particulares reciben su determinación y solución.En el fondo, la crítica croceana se concentra en la separación que hace Meinecke entre objeto y sujeto o entre Estado e individuo, como...

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