¿Existe esperanza en México?

N o puedo imaginar cómo Estados Unidos puede estar tan preocupado por Irak y Pakistán mientras no sentimos que esté preocupado respecto a la frontera aquí. Estamos juntos nos guste o no. Eso dice Héctor Teto Mur guía, el alcalde de esta ciudad que está plagada por el caos vinculado a la guerra por las drogas. En los 35 meses desde que el presidente mexicano Felipe Calderón declaró la guerra contra los carteles de la droga de su país, más de 7.100 personas han sido asesinadas en esta ciudad fronteriza.

Más de 2.700 han muerto desde enero, en otras palabras, la tasa de asesinados se ha incrementado.

Los asaltos, secuestros y las ex torsiones son pan de cada día. Salir al trabajo, la escuela o un restaurante o incluso ir a visitar amigos se ha vuelto una propuesta riesgosa. Recientemente, una estudiante universitaria de 20 años de edad se convirtió en jefe de policía de una ciudad cercana a Juárez de 9.000 habitantes porque nadie más quería serlo. Muchos estadounidenses que solían cruzar la frontera para cenar o para entretenerse han cortado sus visitas. Cientos de miles de juarenses se han ido, algunos simplemente al otro lado del Río Grande a El Paso, Texas, otros al interior de México.

Pero Murguía, de 57 años, se ha quedado. Incluso antes de asumir su cargo el 10 de octubre, un comité de bienvenida ya estaba trabajando. Una semana antes de que ganar las elecciones, un cuerpo decapitado fue arrojado en la carretera cerca de su casa.

Entonces, ¿cuál es su plan para retomar el control de la ciudad? Vine aquí, desde El Paso, con un escolta armado, para averiguarlo.

Mientras avanzo en una camioneta, noto un nuevo centro comercial de dos pisos en la esquina.

Está totalmente vacío, una metáfora de una metrópoli que alguna vez fue prometedora y que ahora está sumida en la depresión por la violencia y el miedo.

Una alta escultura metálica de Don Quijote decora el vestíbulo de Murguía. Cuando entro a la ofi cina en su casa lo primero que pregunto es por qué se postuló a la alcaldía. Dice que su partido le pidió que fuera candidato nuevamente fue alcalde entre 2004 y 2007, y que se sintió obligado frente a su comunidad.

Limpiar el desorden aquí re querirá un diagnóstico correcto y le pido al alcalde que comparta conmigo el suyo. Si usted tiene el consumidor de drogas más grande al lado de su frontera y tiene un montón de gente aquí que no tienen oportunidades, tiene la base de la inseguridad, me dice. Pero el alcalde no se extiende en lo que no puede...

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