La fabulación del plomo

El martes 7 de agosto, Jared Loughner, el pistolero de Arizona que en enero de 2011, durante un mitin político, mató a 6 personas e hirió a 13 entre ellas a la diputada demócrata Gabrielle Giffords, fue condenado a cadena perpetua. El fallo ocurrió 2 días después de que otro pistolero, Wade Michael Page, un neonazi y veterano de guerra con problemas de alcoholismo, irrumpiera, con una pistola 9 mm comprada legalmente, en un templo sikh en Wisconsin y asesinara a 6 feligreses que, porque usaban turbantes, confundía con musulmanes. El ataque prosiguió al que el viernes 20 de julio perpetró otro pistolero, James Eagan Holmes, apodado el Guasón, en el multicine Century 16, en Aurora, un suburbio de Denver, Colorado. Holmes compró por Internet las armas con que mató a 12 personas e hirió a 59. Tres días después del ataque en Colorado, la Asociación Nacional del Rifle envió una carta a sus miembros en ese estado en la que, sin mencionar la tragedia del Century 16, solicitaba fondos para financiar una campaña en defensa de la segunda enmienda de la Constitución, que autoriza el porte de armas. La asociación también guardó silencio después de la masacre del liceo Chardon, en Ohio, el 27 de febrero, y la de la Universidad Oikos, de Oakland, California, el 2 de abril pasado. En 1787, un año después de que Estados Unidos se liberara de Inglaterra, fue firmada la Constitución que regiría el destino del joven país. El texto garantizaba el derecho de la población civil de portar armas y formar milicias. Dos años más tarde, en 1789, James Madison redactó el borrador de una Cartilla de Derechos ciudadanos, cuyo segundo punto refrendaba el derecho de armarse para protegerse del poder del recién constituido Gobierno federal. La cartilla fue sancionada en 1791, hace 221 años. A pesar de que la gente que se arma lo hace, apar te de por su presunta afición a los deportes de caza, gracias a un párrafo de la Constitución con más de 2 siglos de añejamiento, Estados Unidos sigue presentándose ante el mundo como una democracia ejemplar y como un prodigio de control...

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