La falsa historia

El 27 de febrero de 1989 fue, sin duda, un día doloroso en la historia de Venezuela. Las masas de Caracas y Guarenas se volcaron a las calles y se dio una combinación de actos de protesta y de pillaje. Menos de un mes antes había asumido un gobierno elegido por una votación abrumadora. El contraste entre la asunción al poder de un líder popular y la reacción iracunda de la población fue desconcertante. Los manifestantes no atacaron las sedes de los partidos, del Congreso ni las fábricas. Saquearon los comercios y supermercados. El gobierno, para evitar la anarquía, envío al Ejército a las calles y hubo un elevado número de muertos. 23 años después no podemos explicarnos aquellos acontecimientos.

Quienes pretenden utilizar los hechos históricos para adelantar sus intereses los han interpretado para justificar sus actitudes posteriores. Unos han dicho que se trató de una explosión ante las frustraciones acumuladas por años de estancamiento. Otros que fue la reacción ante unas medidas impopulares que significaban un deterioro de la condiciones de vida de la población en aras de recuperar los equilibrios macroeconómicos, fetiche de los gerentes neoliberales. No falta quien los atribuya a una conspiración extremista del líder de la revolución cubana, Fidel Castro, quien deseaba la venganza de su derrota ante la democracia venezolana hacía ya más de dos décadas. Y por último, está la versión oficialista de un chavismo anticipado que habría ondeado las banderas populares y se habría encontrado con la represión feroz de los capitalistas.

Todos esos relatos interesados ocultan la verdad...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR