Fanáticos

Bakunin aseguraba que la religión era locura colectiva. Antropólogos destacados ase guraban que si la religión es la explicación del conocimiento a través del relato mitológico, los locos contienen el germen de un profeta’’. Quizás por eso es que uno ve locos por todas partes hablando como presidentes encadenados.Lo interesante es que el cine ha sido buen refugio para hablar de los problemas de la azotea. Finalmente, el fanatismo seduce, atrapa, porque posee un imán que nos relaciona con verdades ancestrales. Ahí está The Master, inquietante película del imprevisible Paul Thomas Anderson que roza el corazón de la cienciología. Una obra maestra difícil de digerir.Pero hoy quiero referirme a la más reciente película del extraño realizador estadounidense Kevin Smith, Red State 2011.Es una obra de terror. Pero también un eficaz thriller. Y finalmente una exploración política en contra de todos los extremismos. Y en especial del que existe en Estados Unidos bajo la forma de corrección política.Red State ocurre un pueblo profundo de la gran nación. Allí crece un grupo de fundamentalistas religiosos, dirigidos por un iluminado racista y homófobo, el reverendo Cooper, interpretado de manera soberbia por el actor Michael Parks.Los homosexuales son la re presentación máxima de Satán, afirma el reverendo Cooper, líder de la pequeña comunidad de Five Points Trinity, convencido de que catástrofes como la de Nueva Orleans y el tsunami tailandés son la respuesta de Dios ante semejantes manifestaciones del Mal.Estas líneas forman parte del sermón inicial que convierte en oro la película, algo así como un prólogo impresionante que refleja la psicosis de un pueblo como el americano, donde prosperan cazas de brujas e intolerancias varias cada cierto tiempo. Contra los homosexuales, los comunistas, los lobistas corporativos, etcétera.Tres adolescentes buscan una iniciación sexual aparatosa y consiguen a una prostituta para pasar una noche bomba en un motorhome perdido en la nada. La ubican por Internet. Hasta aquí llega una de las capas de esta cebolla que pareciera pelarse fácilmente en la mano de Kevin Smith.La promesa de una noche de tragos y sexo desaforado es apenas una celada para que estos tres querubines caigan en manos...

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