Fantasma del deslave de 1999 ronda campaña presidencial

Esperanza es la palabra que se escucha entre los varguenses cuando hablan del presente y del futuro. El pasado inmediato Âel deslave es demasiado demoledor para querer hablar de él: hay damnificados de 1999 que todavía esperan una casa; hay militantes del oficialismo que esperan que el Presidente haga en los próximos 6 años todo lo que no hizo en 13; hay opositores que esperan que el próximo 7 de octubre Vargas vote por un cambio de gobierno. En el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la palabra esperanza tiene tres acepciones: la virtud por la que se espera que Dios dé los bienes que ha prometido; el valor medio de una distribución de probabilidad y un estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos. La esperanza de Mercedes Bo lívar y su hija Joana Rodríguez se aferra a un poder supremo. Viven desde hace tres años en el sector Puente de Jesús en el casco colonial de La Guaira. Su casa estuvo en el cerro El Zamuro, pero fue arrasada por el deslave. Vivió con familiares hasta 2009, cuando el consejo comunal le cedió la casa. Yo todo el tiempo le estoy pidiendo a Dios que me consiga una casa. Algo mejor, pues. Sin Dios, uno no puede hacer las cosas. Ese es el que puede. No pido un palacio ni una quinta, pero algo digno, estable, afirma. Ni la gobernación ni Chávez me han ayudado. Me censé en todas partes desde que empezó la tragedia hasta ahora. Mi hija también se anotó en Hijos de Venezuela y nada. Yo siempre he votado por Chávez ¿y qué? Mira como vivo, no tengo nada. Estoy indecisa de si votaré de nuevo. No debería, porque no nos han metido la mano en nada, dice. Mercedes considera que Var gas se reduce a Puente de Jesús. Le preocupa que los niños no tengan una cancha para jugar y que a veces se escuchen disparos, una realidad que arropa a todo el estado. Lejos de su casa, en la vía que conduce al barrio El Piache, los motorizados circulan armados a la vista de todos a plena luz de las 9:00 am. En Los Corales, en Caraballe da, al menos un centenar de familias que hace aproximadamente 11 años invadió varios edificios abandonados tras la tragedia aún viven ahí. El edificio Coral Garden tiene las bases socavadas por las aguas negras, la plataforma de la planta baja partida y hay piedras de la montaña en lo que una vez fue su lobby. Ahí viven alrededor de 30 familias. En las puertas de los aparta mentos se ven las etiquetas del Censo 2011 y sus habitantes confirman que se han registrado en la Misión...

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