Fantasmas y política

Luis Laya en Fantasmas Caracas: Fundación para la Cultura y las Artes, 2013 ensayaría una forma de intervención política, situando la experiencia relatada en la intersección de lo individual y lo colectivo, lo público y lo privado: el espacio del relato como lugar en el que perviven y sobreviven historias y experiencias de lo popular que se solapan con otros modos, tiempos y velocidades políticos y sociales, culturales e ideológicos. Laya, narrador, comunicador e investigador social, signa la diégesis de los veinticinco relatos de Fantasmas, agrupados en tres partes: Ánimas, Demonios y Encantos, con la figura espectral de lo fantasmático: representaciones mentales derivadas del deseo o el temor. Objetos imágenes de la fantasía, quimeras y figuraciones soñadas o imaginadas, muertos imaginados o soñados, espantos o vivos presuntuosos, configuran el carácter y las conductas de los personajes populares que sobreviven en los tiempos precarios de la espera y el trabajo, el deseo y los sueños confrontados con lo real.Desde los microrrelatos de Ánimas con sus desvíos y transgresiones y finales sorpresivos; la mayoría de los relatos breves, con la excepción de El ascenso, La mata 1989 y La mansedumbre, de extensión mayor, de Demonios; hasta los igualmente breves de Encantos, Laya parece seguir la estrategia narrativa anunciada en el título y en la especie de alegoría marina en Alma a la mar que sirve de proemio a Fan tasmas : mostrar la potencia literaria de las historias de vida pertenecientes a lo popular y su entrecruzamiento con el tiempo político de la actualidad, a partir de la configuración espectral de lo real y las posibilidades de manifestación del envés potencial de transformación y esperanza...

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