El fátum de la Asamblea Nacional

Está escrito que el des-tino de la AN es encabezar la salida del régimen de Maduro. Su misión está dictada en el código genético de su nacimiento el 6 de diciembre pasado. La voz que constituyó ese cuerpo no lo dejó al garete: su mandato es buscar la salida constitucional de Maduro, contribuir al cambio de régimen y a la instauración de una sociedad de ciudadanos libres en una democracia funcional.Hay quienes temen que una disonancia creciente entre las expectativas y lo que hace la AN pudiera ser factor de descrédito de esta institución. Es posible. Sin embargo, lo que aprecio en el horizonte es que, con las leyes ya aprobadas, de Amnistía, del Banco Central, del Tribunal Supremo, junto a las que están en la tubería y con medidas adicionales, el mandato del pueblo sobre la AN se cumplirá inexorablemente. Entre estas medidas adicionales se encuentran la incorporación de los diputados de Amazonas, el estudio de la doble nacionalidad de Maduro y otras decisiones de similar calado.Los diputados no harán más que cumplir con su tarea, mientras el régimen, ahora espichado, se verá obligado como es evidente a continuar en la suya. Aferrados a los maderos que reflotan después de la catástrofe, siguen empeñados en dar órdenes a los ángeles; a Urano, como dios de las lluvias, y a Zeus, como dios de la luz y, tal vez, más modestamente, patrón de la electricidad. La realidad, desconsideradamente terca, ha resuelto no hacer el...

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