La FIA retomará los colosales y grandilocuentes años ochenta

La vigésimo sexta edición de la Feria Iberoamericana de Arte de Caracas pasará a la historia por las exageradas dimensiones de muchas obras de arte. No es casual. El encuentro, que abrirá sus puertas hoy, rinde tributo a dos estandartes de lo colosal: al escultor colombiano Hugo Zapata, famoso por sus obras totémicas en piedra, y a los años ochenta, la época de los peinados altos, los zarcillos gigantes y los lienzos de tres metros o más. Zapata presenta varias series de esculturas, talladas a fuerza de cuchillas de diamante durante los últimos 3 años. Destacan los Testigos, obras verticales, con forma de monolito, de 2,70 metros de altura, que recuerdan esculturas precolombinas. Hay unas Flores, de 1,70 metros, y piezas de piso como las Geografías, los Espe jos de agua, las Naos embar caciones en piedra y los Te puyes, que son un recuerdo de Canaima, dice el artista nacido en Medellín. Aunque es una obra grandio sa, la estética de Zapata apunta a la sencillez, al reflejo, a las superficies lisas y pulidas. El escultor, que sabe aprovechar los accidentes de la piedra para generar formas, agrega a algunas de sus creaciones óxidos y alcohol, esto último para flambearlas al mejor estilo de la cocina francesa. Lo hace para ge nerar color. En Ojos de agua, el alcohol se enciende y surge el azul de las entrañas de la obra. La piedra contiene la memoria de la Tierra, dice Zapata. Vuelta al lápiz y al pincel. Las esculturas del artista colombiano dialogan con las pinturas de un grupo de...

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