Una ficción

La nueva arquitectura constitucional concebía una estructura que modificaba el equilibrio clásico de los pesos y contrapesos con tres poderes, al juntar al Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial las funciones Electoral antes Tribunal Supremo y la novedosa Participación Ciudadana. Así, se contaría con cinco po deres, más que en cualquier Estado republicano, más que en el poder de partido único: el modelo se promovía como una democracia más participativa. A la nueva función se dio un nombre rimbombante: Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. ¡Ahora sí el pueblo tendría acceso al poder! Pero en la práctica todo queda en un discurso, en una simulación de la indispensable participación ciudadana. Los concursos de méritos, los operadores políticos...

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