La fiebre del oro no se ve en 3D

Cuando se estrenó Avatar en diciem bre de 2009, era fac tible vislumbrar la his toria futura del cine como una proliferación de salas con tecnología 3D digital que acorralarían a los recintos convencionales y pasados de moda, aquellos en los que no hay que ponerse anteojos polariza dos. Pero al menos en el mercado de Estados Unidos, el año 2011 le ha puesto un parao a la presunta expansión ilimitada de la tridimensionalidad. Ya no es la máquina de convertir plomo en oro. En Estados Unidos hay aproximadamente 36.000 salas de cine, de las que 19% cerca de 7.000 dispone ya de proyectores de 3D digital. Visto así, da la impresión de que todavía existe una importante brecha entre ambas maneras de ver cine. Sin embargo, las salas de la nueva tecnología venden boletos más caros, están en grandes urbes y cuentan con los estrenos más publicitados, por lo que, desde el boom de Avatar, el peso de la recaudación de las películas taquilleras se ha apoyado en la novedad tridimensional. Las dos cintas más vistas de 2010 en el mercado estadounidense, Toy Story 3 y Alicia en el país de las maravillas, hicieron aproximadamen te 60% de su dinero gracias a la fiebre del oro del 3D. Dos secuelas del primer se mestre de 2011, Piratas del Caribe 4 y Kung Fu Panda 2, prendieron la alarma. En pri mer lugar, ninguna de ellas es la película número uno en taquilla del año en Estados Unidos, sino una comedia 2D o bidimensional, Qué pasó ayer 2. Además, el público ha preferido ver al pirata Jack Sparrow y al osito panda karateca Po sin ponerse anteojos: la recaudación de ambos filmes en salas 3D ha sido aproximadamente de 45% y en recintos convencionales, 55%. Malos guiones. La primera parte de este año ha sido particularmente mala, con las peores películas que yo haya visto en treinta años que llevo en este negocio, indicó para explicar el fenómeno Jeffrey Katzenberg...

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