Fiestas para el movimiento

Los festivales de arte son espacios de encuentro y participación. Indican tendencias, reinventan conceptos y formas estéticas y promueven el desarrollo humano a través de la creación. Son de data antigua y hoy buscan mantener su vigencia e influencia social. Venezuela posee una estimable tradición de festivales escénicos, algunos de los cuales marcaron pautas y señalaron caminos. El teatro vivió momentos de esplendor al convertirse, durante la década de los años setenta hasta los noventa, en una plataforma internacional de primer orden. Un notorio detenimiento se ha manifestado después, en momentos confusos para la acción cultural. Sin embargo, un estimulante reimpulso se observa en la actualidad al surgir el Festival de Teatro de Caracas como proyecto emergente aglutinador de experiencias nacionales y el Festival Internacional de Teatro iniciar una nueva etapa con miras a su reinserción dentro de la dinámica escénica mundial. La danza venezolana, dentro de sus procesos de autonomía como lenguaje y como expresión, generó festivales concebidos desde lo esencial del movimiento. La ya lejana Reseña Nacional de Danza intentó calibrar los alcances de esa disciplina en el tiempo de su realización, hace cerca de 40 años, y sus posibilidades de definitiva profesionalización. También los encuentros con la danza, promovidos durante varios años por el Ateneo de Caracas y la Fundación José Ángel Lamas, constituyeron plataformas que contribuyeron a la cohesión de esta actividad y su conversión en sector reconocible. Las distintas ediciones del Congreso Latinoamericano de Danza y de la Temporada Latinoamericana de Danza representaron oportunidades no sólo para el conocimiento y la proyección de la danza...

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