La FIL descubrió la cara de otro Jonathan Franzen

Algunos medios estadounidenses pintan a Jonathan Franzen como un arrogante cuya fama y cierta intelectualidad excesiva le hacen perder conexión con las personas, pero durante la apertura del Salón Literario de la Feria Internacional del Li bro de Guadalajara el autor nacido en Illinois en 1959 se mostró con una sencillez tal que creó una empatía instantánea con el público, que se reía de sus expresiones cotidianas y de sus morisquetas. Así, el novelista que el presi dente Barack Obama proclama como su favorito, se ganó el corazón de los lectores en castellano y demostró que gran parte de la crítica angloparlante contemporánea basa sus afirmaciones en suposiciones sobre la fama literaria. Cuando alguien del públi co le preguntó qué se sentía ocupar el puesto que en otras épocas fue de grandes como Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, Franzen advirtió que no es bueno tomarse a sí mismo en serio. También dijo en tono de broma que para lo único que sirve la fama es para conseguir buenas mesas en restaurantes. De homenaje. El autor de Li bertad y Las correcciones reci bió una medalla conmemorativa con la efigie de Carlos Fuentes. Silvia Lemus, la viuda del autor de Terra Nostra, fue la encargada de la imposición y el escritor se arrodilló, como si la reina de...

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