Fina Torres, aquí y ahora

Totó ha quedado viuda de Tribilín, tenían juntos toda una vida. Está tirada sobre el piso de granito, en la terraza, entregada a la tristeza de la pérdida. También la debe ahogar el calor que hace los últimos días de abril en Caracas. De repente la llama su ama, Fina Torres. La gata no se inmuta, Torres la carga y le dice: "¡Pobrecita Totó! Estamos todos compungidos en la casa". Todos, en un apartamento donde no parece habitar nadie más que ella, pero donde transita el equipo de Liz en septiembre, la última película de Torres, que tiene mucho que ver con la muerte de un ser amado, como le ocurre ahora a Totó. "Nunca había estado tan rodeada del tema de la muerte como ahora con esta película. Es interesante. Obvio, ya no soy una chama, pero mientras uno no piense en la muerte se siente eterno. Ahora reflexiono mucho acerca de que hay un fin, que tenemos un lapso. Me parece importantísimo sentir orgánicamente que no somos infinitos, irrompibles... Ahora pienso mucho en cuánto tiempo me queda. Vamos a decir que voy a estar lúcida alrededor de 15 años más, con suerte. Cuántas películas puedo hacer, cuántos proyectos, qué quiero decir, qué es lo esencial por hacer, eso nunca lo había pensado antes". Al menos podría albergar la esperanza de alcanzar la salud de su madre que cumple 93 años. "Ella está cheverísima. Puedo llegar a los 100 años, pero mi edad activa será hasta los 75 años, calculo", y se ríe luego de haber sustituido el atuendo de un almuerzo familiar por un mono ligero y una franela de dormir. Toda la tela cae sobre una piel dorada y osamenta expuesta en detalle, lo mismo que tendones y venas, una delgadez saludable. Suficiente de París. El dónde no implica el qué hacer. "No importa dónde esté viviendo, siempre toco temas latinos". Tiene tres años residenciada en Caracas. "Tuve la oportunidad de hacer películas francesas, películas gringas, pero si no hay un tema latino de por medio, no me inspiro, no lo puedo hacer. Eso quiere decir que mis raíces acá son muy profundas. Yo aproveché mucho mis estudios y mi estancia afuera para enriquecerme culturalmente, para hacer un oficio, eso sí lo agradezco mucho, porque países como Francia o Estados Unidos tienen una gran tradición cinematográfica, de rigor, y después ese rigor te sale solo". Hay creadores que se marchan de su tierra tras el eco kilométrico de un rotundo éxito. Probablemente el caso de Fina Torres sea al revés. "Estamos viviendo un fenómeno bien interesante en el cine...

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