El flaco vs. el gordo

El flaco caminó y trotó diez kilómetros desde Petare para llegar al Consejo Nacional Electoral. El gordo hinchado y cachetón, parecido a un chinito, no podía caminar y se montó en un camión para rodar cuatro cuadras desde Miraflores hasta el organismo electoral. Más de 1 millón de personas en una marcha multicolor acompañó al flaco. Al gordo lo vitoreó una abigarrada concentración de cerca de 100.000 personas vestidas de un solo color. La del flaco fue una fiesta do minical masiva, espontánea, alegre, participativa hasta el final. La del gordo fue de caras largas de lunes en la tarde. En la medida que cumplían su horario, los funcionarios públicos lo iban dejando solo. El flaco habló 20 minutos antes de inscribirse y lo presentó la chama Érika, fresca y juvenil. El gordo habló 3 horas después de inscribirse y lo presentó un viejito que destila odio, de esos que llaman cadáver insepulto, que donde ve un chavista cree que son 20 y se lo dice al jefe para jalar. El flaco habló desde la plaza Caracas, frente al CNE y el gordo desde la cuatro veces más pequeña plaza Diego Ibarra detrás del CNE. El flaco ofreció dedicarse a la se guridad, la educación, el empleo, los servicios públicos, los problemas de los venezolanos, pues. Y habló del futuro. El gordo prometió ocuparse de la independencia patria ahora...

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