De Nascar a la Fórmula Uno

Londres es el de los chistes amables sobre la monarquía y los autos Relaint de tres ruedas, no la ciudad tomada el pasado fin de semana por la furia de saqueadores y adolescentes sin aspiraciones. París es la del mercado de las pulgas de Saint Ouen, no la que hoy teme un desplome del sistema bancario francés. Tokio es la de los hoteles cápsula, las luchas de sumo y los inodoros ultramodernos con masajes de agua, no la metrópolis temerosa de la radiactividad que todavía escapa de Fukushima. Justo cuando los acontecimientos mundiales presagian una era de reclusión, Pixar presenta en Cars 2 una odisea con el sabor cosmopolita de los viajes en primera clase de James Bond y el circo nómada de la Fórmula Uno, que ante el signo de los tiempos adquiere cierto dejo melancólico. La primera Cars (2006), la séptima película del estudio Pixar que asumió como proyecto personal el mismísimo John Lasseter (el cerebro más influyente de la industria de la animación digital), desprendía más bien el espíritu de Nascar, el popular circuito de pistas ovales y automóviles de serie de Estados Unidos. Lo que daba pie a una reflexión sobre un problema social auténtico: el paulatino despoblamiento y abandono de los estilos de vida tradicionales de las localidades de las grandes llanuras centrales del tercer país más extenso del planeta. Pero Cars 2, que llega a las salas venezolanas el próximo viernes, hace recordar ese aire internacional de los capítulos más memorables de Meteoro (1966-1968) y de las copas de martini con vodka agitado, pero no revuelto, del agente 007. Productos situados en un contexto en el que el pánico nuclear de la Guerra Fría alimentaba, al mismo tiempo, la seducción de la versión más glamorosa del espionaje internacional. En esta franquicia concebida por un Lasseter que creció jugando con carritos Matchbox, el protagonista de alta cilindrada Rayo McQueen, ya consolidado como campeón estadounidense, acepta el reto del pedante Francesco, un Fórmula Uno de la escudería italiana Ferrari que acelera gracias a una revolucionaria mezcla de biodiesel. Las tres válidas de la competencia se correrán en Tokio, una localidad italiana mediterránea parecida al principado de Mónaco y un circuito urbano en Londres. Mientras tanto, Tom-Mate, la grúa destartalada y oxidada que forma parte del equipo de McQueen y que con frecuencia le hace pasar vergüenza, se involucra involuntariamente en una trama de espionaje junto con...

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