La fotogenia del fascismo

En días de debate cruento sobre el retiro de las imágenes bolivarianas del Parlamen to, pasa por debajo de la mesa el siguiente asunto: ¿qué hizo el chavismo con la utilización de la imagen del ex presidente Hugo Chávez en oficinas públicas, en parcartas callejeras, en gigantografías desplegadas por los caminos más recónditos del país, en espacios de la Asamblea Nacional y en edificios gubernamentales del territorio nacional? La fascinación por reprodu cir el culto a personalidad del timonel de Sabaneta ha sido una de las intromisiones más abusivas del espacio público venezolano que hayamos conocido en la historia nacional.El paisaje venezolano jamás había sido invadido con una acción propagandística tan desmesurada como en los últimos 17 años.Similar a lo que ocurrió en regímenes fascistas de todo el planeta, como Corea del Norte, China, Unión Soviética, la campaña propagandística para endiosar una personalidad política elegida para servir a los ciudadanos se convirtió también en una arremetida política, que nunca fue exhibida como promesa electoral, ni consultada con la mayoría venezolana para saber si deseaba convertir el paisaje nacional en un museo al aire libre de la genuflexión ante el eterno.El escritor cubano Iván de la Nuez, autor de un excelente libro sobre la relación entre los intelectuales y la dictadura más extensa de América Latina Fantasía roja, Debate, ha trabajado en su blog el fascismo y la fotogenia.Adolf Hitler tenía conscien cia suprema del valor de su imagen. Por eso trabajó con fotógrafos que construyeron su mitología. Heinrich Hoffmann, Walter Frentz, Franz Krieger, pero también Benno Wündshammer, Arthur Grimm, Hugo Jäger, Franz Gayk.Eran a la fotografía lo que Leni Riefenstahl había sido al cine: arquitectos de una imagen poderosa que cautivaba a las ma sas con símbolos arquetípicos y absolutamente falsos.Así lo describe Iván de la Cruz. Todos forman parte, a diferentes niveles, de un programa que combinó la fotografía de guerra y la propaganda, la documentación y la...

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