Fragmentos para celebrar un espacio que huye

1 A primera vista, los poemas de Alejandro Oliveros parecen poemas sobre el espacio, o sobre los espacios: poemas que se organizan para conmemorar o configurar un paisaje, a medias real, a medias imaginario.Pero en realidad, me parece, son poemas acerca del tiempo, acerca del paso del tiempo y sus derivas. Sólo que es en el espacio, y en las cosas que pueblan el espacio, un espacio dado, donde se experimenta y se concibe ese paso del tiempo que pasa.2 Es en el espacio donde se vive el tiempo. Por eso la poesía de Oliveros, más allá de su forma sobria, coloquial casi, austera, contenida y transparente, está atravesada por un hálito barroco: la conciencia de la decadencia del mundo en cada faceta de las cosas que lo pueblan, en la naturaleza, en los cuerpos, en los afanes e ilusiones y en los amores y caprichos de los hombres. Una poesía que parece luminosa, descriptiva, casi severa, objetiva y desnuda, y que en el fondo se impregna de una melancólica pesadumbre: el rostro de la muerte en cada presencia se asoma, y en medio del esplendor de campos y ciudades, de cuerpos y de cosas, su sombra se insinúa, sin aspavientos, como tenue aunque persistente e insistente basso continuo .3 Por eso, los espacios de la topología poética de Oliveros son necesariamente espacios que pasan, espacios que huyen ha hecho bien el poeta en reunir su poesía bajo el título certero de Espacios en fuga : espacios no estáticos sino espacios que transcurren, espacios que adquieren presencia e imponencia porque están signados por el paso del tiempo, en situación de tránsito. Sus paisajes, sus interiores domésticos y sus probables naturalezas muertas son dinámicos, precisamente porque están marcados por la huella del cambio que el paso de las horas provoca en las cosas del mundo, en las cosas de la naturaleza y de los hombres.Los objetos en la poesía de Oliveros acceden a nuestra percepción gracias a la mediación atmosférica luminosidad del día o de la noche, declinación de la luz, prolongación de las sombras, temperatura del clima, estación del año del tiempo que los envuelve, los atraviesa, los posee y los colma. Son cosas en el espacio porque son cosas en el tiempo; están vivas porque están muriendo, es decir, porque el tiempo está pasando por ellas, en ellas y con ellas.4 La parquedad de la poesía de Oliveros, su naturalidad escueta, obliga a ser cauteloso: el peligro de excederse en su comentario es enorme. Tratándose de una poesía que hace tan poco ruido, es...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR