Las franquicias del terrorismo

El miércoles 26 de noviembre de 2008, Ahmal Kasab llevaba una camiseta oscu ra, un pantalón color caqui con varios bolsillos y una mochila azul a cuestas. Tenía 21 años de edad, y en la foto que circuló por la prensa internacional habría parecido un estudiante universitario o un mochilero en pleno recorrido, de no ser por aquel rifle que empuñaba con sorprendente destreza. Kasab perpetró, junto con 9 jóvenes menores de 30 años de edad, el ataque más sangriento que se ha registrado en la historia de Bombay, la capital financiera de la India. En 3 días murieron 174 personas en atentados a la estación de trenes de la ciudad, 1 hospital, 1 centro judío, 2 hoteles cinco estrellas, 1 café turístico y 1 comisaría policial. Apertrechados con armas largas y granadas, este joven paquistaní y sus compañeros desplegaron una operación comando preparada por Lashkare-Taiba LeT, organización separatista y religiosa con presencia en la India, Pakistán y Cachemira, que reclama la unión de todas las regiones de mayoría musulmana que rodean Pakistán para la instauración de un régimen islámico. El grupo forma parte del Frente Islámico Internacional para la Yihad contra Estados Unidos e Israel, fundado por Osama bin Laden y promovido por Al Qaeda. Kasab fue el único sobrevi viente del grupo de atacantes, y su historia se convirtió en un ejemplo para ilustrar quiénes son los nuevos combatientes de la guerra santa. Tercero de cinco hijos provenientes de una familia pobre del interior de Pakistán, abandonó la escuela y trabajó como labrador durante un tiempo, hasta que descubrió que los atracos a mano armada le dejaban más dinero que cualquier empleo. Un día acudió a un mercado de armas en la ciudad paquistaní de Rawalpindi y se topó con militantes del LeT que re partían panfletos sobre la yihad. Le ofrecieron mejores armas, entrenamiento militar y ayuda financiera para su familia si resultaba elegido para el curso básico de combate. Además, formaría parte de una organización que gozaba de amplio respeto social en la zona. Una carrera prometedora. La fe en la guerra santa surgió en los cursos de adoctrinamiento, aunque agentes que lo interrogaron luego revelaron que Kasab no parecía tener una formación religiosa o ideológica sólida. Diez años después de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono, en los que murieron casi 3.000 personas, Estados Unidos no teme ataques de impacto masivo sino a terroristas solitarios que, como Kasab, podrían empañar la...

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