Más que frecuente

La tortura, nefasta experiencia ya vivida entre nosotros por muchas personas en diversas épocas, pero de dura vigencia recrudecida en el marco de esta Venezuela militarizada, parece haber dejado definitivamente de ser un fenómeno casual, aislado, o sólo como por años creímos, expresión del ensañamiento de un sádico sobre un prisionero a merced suya. Hemos terminado por percibirla en medio de muchos crueles acontecimientos latinoamericanos, como la caracterización extrema de un tipo de relaciones cuyo objetivo preciso es amedrentar poblaciones, una concreta y perversa muestra de un plan represivo, a ser ejecutado por funcionarios armados y entrenados en una rigurosa metodología de la crueldad y a la búsqueda de aterrar a todo un pueblo.Entendido que nada es for tuito, en tales casos recordemos el papel desempeñado por la Escuela de las Américas y el Comando Sur en la Zona del Canal en Panamá, con los cursos dictados a oficiales de los diferentes ejércitos de este continente; aprendían allí dentro del adoctrinamiento en Técnicas de Contrainsurgencia, una amplia gama de suplicios a serles aplicados a los prisioneros ya entonces calificados de subversivos, y quedó en nuestra memoria el rol de militares suramericanos como torturadores y cómplices en la eliminación física de muchas personas.Como ajustados a un guión, un primer afán del torturador es hacer que el...

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