La frivolidad y el padecimiento

El azar suele encargarse de hacer de las suyas cuando uno comienza a leer un libro. Me encon traba en Ciudad de México, en un congreso de periodistas que se reunía todos los días en el imponente castillo de Chapultepec, cuando descubrí que tenía conmigo el libro de Denise Affonço, El dique de las viudas, que fue traducido por Libros del Asteroide en España con el nombre de El infierno de los jemeres rojos. Comencé a leerlo en los ratos li bres, cuando el encuentro de periodismo bajaba la guardia y nos ofrecía receso. Denise Affonço es una euroasiática. Nació en Phnom Penh en 1944 y se considera un producto puro del colonialismo. Hija de un francés y una vietnamita, vivió los años convulsos de Camboya entre 1970 y 1979. Su libro es una memoria de cómo sobrevivió a esa época oscura. No hay pretensión en su escri tura, ni sube el tono cuando el espanto roza su carne de manera irremediable. La limpieza de su narración y el asombro de un ser humano corriente expuesto al totalitarismo más abyecto erizan la piel. Mientras abría y cerraba las pá ginas de El infierno de los jeme res rojos, tropecé con una noticia que dio la vuelta al mundo. Moría a los 89 años el rey padre de Camboya, Norodom Sihanouk. Curiosamente, vivía y era adorado en China. Se lo conocía como el monarca de las mil caras. Como casi siempre ocurre en es tos casos, entendí que había dado con una señal invisible. El padecimiento de Denise Affonço, símbolo de un dolor masivo, se confrontaba con la frivolidad de un hombre que sin estarlo mantuvo su presencia en Camboya todo el tiempo y se convirtió en uno de los monarcas más valorados de Indochina. ¿Quién era este curioso perso naje, adorado en el sudeste asiático, que se casó 6 veces y tuvo 40 hijos, consumía champagne y foie gras a discreción, y era cineasta, poeta y músico y, más recientemente, un desconcertante surfista en las redes sociales? Sihanouk es Camboya, escribió su biógrafo oficial, Julio Jeldres. Y agrega el corresponsal de La Vanguardia en Pekín, Isidre Am brós: Una afirmación que describe a la perfección la actitud de este monarca dos veces exiliado, dos veces restaurado, capaz de compaginar las mayores frivolidades imaginables con la audacia de realizar...

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