Fuentes, fiabilidad y la tragedia

Ya les digo que la fiabilidad de las fuentes como instrumentos para la búsqueda de la verdad periodística se fragiliza aún más cuando ocurren hechos como la tragedia desatada al incendiarse la más importante de las refinerías de Venezuela y que en una época fuera orgullo mundial de la industria petrolera nacional. Y es que la relación del pe riodista con las fuentes deberá estar siempre determinada por su utilidad para los lectores. Ese es un ejercicio obligatorio que requiere ética, profesionalismo, cuidado, prevención y suspicacia, si se quiere, porque lo que está en juego es la veracidad, la credibilidad y muy particularmente la buena fe de quien recibe la información. Así es que si uno regular mente debe andar con los ojos bien abiertos, cuando suceden hechos como la tragedia de Amuay hay que extremar las previsiones. Y es así porque normalmente las fuentes suelen tener intereses, tanto legítimos como otros no tanto. Mientras más intereses menos confiabilidad porque hay menos independencia. Y mire usted los intereses que están en juego en este momento. Si a esta advertencia gene ral se agregan las particulares dificultades que enfrenta el periodismo independiente en Venezuela, el resultado es de elevado compromiso para el oficio y para quienes lo ejercen. Se halla el periodista independiente en un bosque de dificultades para acceder a la información, sembrado de negativas y prohibiciones, contradicciones frecuentes, medias verdades y mentiras gordas, que hay que decirlo. Hemos visto con lamentable frecuencia cómo se niega, incluso, el acceso físico a los medios independientes; también a un mandatario...

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