La función debe concluir

La función debe continuar, dijo para la galería el obeso paracaidista que parece haberse sacado el premio gordo en un Atrévete a Soñar y hacerse del poder absoluto en un feudo de 916.445 kilómetros cuadrados, ínsulas incluidas, para, de este modo, seguir al mando de lo que Ibsen Martínez llama reality colectivista y telemaratón estatizante, encadenándose y encadenándonos con un interminable, farragoso, repetitivo e insustancial discurso egocentrista, por cuyos entresijos se evidencia una cada vez mayor falta de cordura. Porque falta de cordura es sostener que después de los desastres de Guarapiche, Cúpira y Amuay su curva de popularidad y aceptación no sólo se mantenga, sino que crezca a un ritmo desenfrenado y delirante, producto de una imaginación pueril alimentada por estadígrafos y actuarios tarifados y oportunistas. Compite por tercera y nos atrevemos a afirmar que por última vez en lo que encara como un concurso mediático en el cual se enfrentan el insulto y el respeto, el mediocre desem peño de un furriel y la probada eficiencia de un gerente, la torpeza de un peso pesado punch drunk y la agilidad de un peso pluma en óptimas condiciones, en fin, el wishfull thinking y la avasallante realidad; una realidad que quedó al desnudo en el maratón de promesas incumplidas organizado por el Comando Venezuela para desenmascarar al charlatán. Las emergencias mal aten didas y las soluciones equivocadas hacen que se esfumen su pretensión de prolongar su mandato en busca del récord nacional de permanencia en el poder. Sus rabietas así lo ponen de manifiesto; pero lo más revelador es la grosera radicalización de su monotemático pregón contra el candidato de la modernidad. Como los adjetivos majunche y burgués no parecen haber tenido el efecto deseado, se empeñó en buscar uno y se inspiró, para ello, en el pelotón de funcionarios mayores y menores que le acompañaban cuando estaba arengando en Vargas y, al pasear su mirada por la corte escarlata, ¡bingo!, jalabolas... eso es, jalabolas del imperio, que no es lo mismo que su imperio de jalabolas...

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