Futuro esperanzador

Dentro del plantel del Caracas hay pocos jugadores que encarnen tan bien la filosofía del equipo como Alexander González. Un chamo de apenas 18 años, pero con calidad y descaro suficiente como para mandar a la lona al más grande. Ayer le tocó el turno a Trujillanos, un equipo ordenado y aguerrido, argumentos que no fueron suficientes para evitar marcharse sin puntos de la capital gracias a un latigazo del joven mediocampista. Quizás conscientes de los es tragos físicos de la pretemporada, el conjunto rojo quiso aprovechar los primeros minutos, en los que instaló una dictadura sobre la pelota. Para deleite de su gente, intentó maquillar el juego con un par de detalles de lujo como el taco de Jiménez para Lucena o la chilena que ensayó sin éxito Josef Martínez. Por Trujillanos, Luis Rojas comenzaba a hacerse figura. Síntoma inequívoco del dominio de los locales. Primero le sacó un disparo potente pero al centro a Jiménez, luego atajó un remate a quemarropa de Martínez y más tarde desvió otro misil de González. Sin embargo, nada pudo ha cer con el segundo remate de Alexander, quien se entendió primero con Jiménez por una pared que el guayanés lanzó sin ver, en una especie de don?t look pass típico del ba loncesto. El jovencito tomó la pelota y luego de alzar la mirada, la incrustó en el segundo palo de Rojas. El beso al tatuaje de su abue la y el agradecimiento a la curva sur de un muy bien nutrido Olímpico fueron el ritual de celebración. Todos pudimos disparar, gracias a Dios la que entró fue la mía pero el...

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