El futuro y la silicona

El titular decía: Venezuela: segundo lugar en PIP. Pensé de inmediato que se trata ba de una nueva estadística, de otro alarde matemático, de un censo capaz de registrar la cantidad de eufóricos o de melancólicos que tiene un país. Gasté un momento imaginando a qué podían corresponder esas siglas. Me quedé unos segundos colgado entre esas pes y, cuando ya estaba a punto de brincar hacia otra página, la foto que acompañaba la nota me detuvo en seco. Era una mujer joven, hermosa. De las que producen un derrumbe interior, un vértigo. Y me estaba mirando. No había duda. Era conmigo. Sus ojos me decían: ¿Acaso no vas a leerme?. Regresé rápidamente a la primera línea de la noticia. Seguir una mirada puede deparar sorpresas. Yo, que con gran ingenuidad estaba pensando que el PIP podía ser el Producto Independiente Patrio o el Potencial Inmanente de Pendejadas que tiene cualquier persona, descubrí que estaba totalmente equivocado, que se trataba de algo más básico, más lúdico, más terrenal: tetas. PIP es la marca de las prótesis mamarias, de fabricación francesa, que salieron defectuosas y que han dejado a más de una mujer con una angustia en el pecho. La composición de esos senos es una mezcla de silicona industrial con componentes electrónicos, aditivos para carburantes y químicos que se usan normalmente en la industria del caucho. Todo suena más a liga de freno y a taller mecánico que a estética y a talla de ropa interior. De acuerdo con cifras oficia les, de fuentes del país y del exterior, en Venezuela podría haber hasta 40.000 mujeres con prótesis PIP. Realicé una encuesta veloz y no conseguí ninguna amiga que estuviera en ese lote. Llamé primero a una prima que se ha operado ya tres veces. Primero se puso el doble, luego se quitó la mitad, después volvió a ponerse, aunque asegura que más bien se trató de una simple renovación. Pero no son de esa marca, me aclaró. Ninguna más quiso hablar del tema. Al final, terminé encontrando a un amigo que no tiene implantes pero que se jacta de ser experto en PIP. Jura que son distintas. Que él puede reconocerlas de oído. Sin necesidad de tocarlas. Dice que suenan. Que si uno se encuentra suficientemente cerca, puede escuchar un rumor, entre líquido y plástico, detrás de algunos movimientos. Sobre todo si se está en faenas horizontales. Es un discreto chuac, un plaj diminuto, un crujido lejano debajo de la piel. Yo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR