Los galipaneros reciben a la visita en sus casas de siempre

Galipán es un poblado autóctono. Sus pobladores habitaban estas montañas des de mucho antes de que fuera decretado Parque Nacional.Tienen propiedad sobre sus terrenos y viviendas. Eso significa que están en su derecho de vender o negociar como se les antoje. Pero nadie vende. Los únicos que carecen de propiedad son aquellos que tuvieron que ser reubicados después del deslave. Es un asunto pendiente. Quieren resolverlo y tienen razón. Nos explica Jesús Viana el conductor ejemplar que el tratamiento de las aguas servidas es estricto. El consejo comunal de Manzanares hizo un proyecto para calcular el sistema y vigilan que se cumpla. A medida que se construye, hay que hacer los pozos sépticos con las regulaciones de ley. Se utilizan sumideros de cala para las aguas de lavamanos y fregadero. Hay restricciones para los abonos. El gallinazo fue prohibido. La carretera está perfecta porque la mantienen ellos mismos. Mucho mejor la que va de Cotiza a Galipán que la que baja a La Guaira. La mayor bondad de Galipán aparte de su geografía y ubicación es la seguridad. Hay dos puertas de entrada controladas por la Guardia Nacional. Antes de que cualquiera logre escapar, hay tiempo de avisar. Han entendido que viven del turismo. Protegen su entorno y sus visitas.Pequeños y acogedores. Llegamos al restaurante Brisas de Don Julio en el sector San Antonio. Nos reciben Mildred González y su esposo Carlos González. Es pequeño, pulcro, lindo, con sus mesas y sillas de madera, una barra al fondo y una entrada llenita de matas rozagantes. Es notorio el orgullo de la pareja por su negocio.Nos cuentan que sirven salmón, solomo, papas al romero, vegetales salteados, pollo a la cala, crema de auyama y ensalada césar. El menú con crema, principal y postre cuesta Bs 200. Subimos para ver las 4 habitaciones, todas matrimoniales con su baño privado, agua caliente y televisor con los canales nacionales. Sencillos, con lo necesario y su pared de piedra al fondo. Lindos y limpiecitos. Cuestan Bs 500. El desayuno se paga aparte, criollito y suculento. La posada se llama Calas de Galipán. Justo cuando nos vamos a despedir sale Paula de La Cruz, la mamá de Mildred. Serena se asoma a observar el paisaje que la recibe y despide cada día. Debe ser una divinidad pasar la vejez con este aire tan limpio.Por un caminito bien preca rio llegamos hasta El Rinconcito, justo debajo del hotel Humboldt, cuyo edificio luce imponente desde el patio. Sentados en el borde de esta terraza...

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