El genio de Malraux

André Malraux es un iluminado. Exploró el arte, la política y la literatura. Sus palabras evocan sus antepasados. Penetraba el renacimiento de Rabelais o Leonardo, el romanticismo de Victor Hugo, se sumergía en el desarreglo de los sentidos, o el silabario de Rimbaud. Frecuento a Baudelaire, padeció el proceso de Las flores del mal. Su genio brota en el espacio literario con fuerza y asombro. Había visitado el Oriente, dialogado con los budas, se entregó a explorar la belleza del príncipe Siddharta. Sus novelas: Los Con quistadores, La Voie Royale y La condición humana, profundizaban en el drama de la sociedad y estremecían complejos cimientos. Profeta del odio, la muerte y la revolución. Personificaba un poderoso instinto, desafiaba la tradición y quería reinventar la herencia recibida. Su vocación por la aventura lo lleva a la guerra de España. Compleja experiencia y exigencia que lo metamorfosea en el coronel Berger. Se produce el combate con el ángel y el prodigioso encuentro con el general De Gaulle. Superiores espíritus. Evocación de Napoleón, Luis XIV o san Luis. Misterio de aquellos diálogos: la figura que magnetiza a Francia, encarna La France, rodeado del talento financiero, cultural y político. El Consejo de Ministros que presidía el general De Gaulle te nía a su derecha a André Malraux, diálogos que iban desde el arte sumerio hasta las reflexiones sobre el poder. Talento del espíritu contempo ráneo, reflexión...

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