Botero: La gente toca mis esculturas con placer

No tengo la culpa de que Fernando Botero tenga la misma fama que una estrella de rock, decía Sofía Imber en 1999, en la inauguración de la última muestra que un museo venezolano le dedicó al pintor y escultor colombiano. Esa fue una de las pocas ocasiones en las que el presidente Hugo Chávez acudió al Museo de Arte Contemporáneo, que se vio desbordado y tuvo que cerrar sus puertas para garantizar la seguridad del público. Más de una década después, el homenaje por los 80 años de vida del artista no va por cuenta de la institución con la que organizó cinco individuales, sino de una sala mucho más pequeña, la galería Freites. Aunque esta vez el creador no vendrá a Caracas, la sala tendrá que arreglárselas para conte ner el llamado efecto Botero. El galerista Alejandro Freites tiene en su oficina una foto suya con el artista, a quien representa desde finales de los años setenta. Somos muy amigos. Nunca había hecho una exposición de su obra por una cosa muy lógica: ¿qué podía presentar que no pudiera hacer el MAC? Él donó una importante colección de sus piezas a esa institución. Esta muestra es una forma diplomática de pedir que se recupere el esplendor de los museos. Botero, esculturas reúne 20 obras tridimensionales elaboradas en bronce y mármol, que pertenecen a coleccionistas privados. El catálogo, con textos de María Luz Cárdenas, explora los vínculos del artista con el país. Con Venezuela tengo una relación estupenda. Expuse en el MAC cuando Sofía...

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