Gobierno ausente

El comandante Chávez celebra los trece años en el poder. Como si el Presidente y las docenas de sus ministros hubieran pasado a la clandestinidad, su ausencia se hace evidente en medio de una crisis terrible desatada por las lluvias. Parece como si el régimen y sus bulliciosos personeros se hubieran rendido. Como si terminaran reconociendo el gran fracaso que desde hace tiempo los acompaña. El mapa de Venezuela da pena, la infraestructura del país construida a lo largo de más de medio siglo fue condenada a la ruina por los ministerios encargados de su preservación. La falta de mantenimiento ha llegado a tales extremos que hace irrecuperable gran parte de ella. Las vías están intransitables, en el país del petróleo y del asfalto, el pavimento está tan dañado que maltrata los vehículos que, adicionalmente, carecen de repuestos. La gran mayoría de los puentes, como se reporta a través de los medios, están a punto de derrumbarse.

Las lluvias caen de manera implacable sobre los cerros, los damnificados se van acumulando a los damnificados de años anteriores, mientras la política de vivienda se quedó como una de las grandes operaciones de la maquinaria demagógica. Los afectados por los aguaceros que se refugian en ministerios y despachos oficiales no se resignan a un destino inmerecido. Ahora les llegarán otros. Lo mejor que puede hacer el Gobierno es no desarmar la carpa faraónica que instaló en el Fuerte Tiuna para cobijar a los presidentes que vinieron al jolgorio de la Celac. En Guanare la población está aterrada por un crimen espantoso. La gente protesta por la...

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