El gobierno de los colectivos

L a vida entre los bloques 22 y 28 del 23 de Enero es proyectada en cuatro grandes monitores pantalla plana que cuelgan, como cuadros, de la pa red de un amplio salón. Sobre las imágenes algunas de tonos grisáceos, otras a full color están fijados los ojos de dos muchachos uniformados con franelas amarillas, bluyín y pañuelos amarrados al cuello. Llevan radios transmisores en las cinturas y cargan con megáfonos. Tienen una misión dentro del colectivo: vigilar día y noche los movimientos ajenos. Ningún militante puede descuidar ni un momento el territorio del colectivo Alexis Vive Carajo.Las cámaras están desplegadas en la en trada del liceo Gabriela Mistral, los locales comerciales, el estacionamiento, un parque infantil, los edifi cios, las casitas y la carretera. Nadie está fuera del ojo del colectivo.Aquí no ves presencia delictiva, pero tam poco policial. Solo en caso de que haya una fractura en el metabolismo de la comunidad, participan los cuerpos de seguridad del Estado, asegura Robert Longa, líder del colectivo.El territorio de Alexis Vive Carajo, que también se extiende a los barrios Camboya y Santa Rosa, es uno más de los controlados por colectivos en el 23 de Enero. La parroquia, ubicada al oeste de Caracas y cuya población es de 77.344 habitantes, está dirigida, al menos, por 14 grupos.Cada uno tiene el dominio de zonas específi cas, allí imponen sus reglas y vigilan con celo cualquier incursión externa. Su discurso coincide en haber despojado de espacios al hampa común, el apoyo a la revolución bolivariana, y en valerse de la...

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