Una goleada que relegó a Dilma

Es bien sabido que el fútbol en Brasil más que una pasión es una religión. Que la selección verdeamarilla enciende fogosos debates y delirios extremos. No es una exageración.Basta ver la marea de personas con la camiseta del once nacional por las calles y el metro cuando hay partidos para entender que la cosa va en serio.¿Necesita otra prueba? Compre un periódico. Durante una semana hubo notas con críticas muy duras hacia los jugadores liderados por Neymar, el astro del Barcelona que recogió el testigo de tantas estrellas brasileñas que han brillado en ligas europeas.Después de los fracasos de Brasil en el Mundial que organizó en casa en 2014 y la Copa América, dos empates consecutivos en los Juegos de Río estaban resultando intolerables.Eso explica por qué el jueves las portadas de los principales diarios de Río de Janeiro, Sao Paulo, Brasilia, Paraiba, Río Grande do Sul, Bahía y Minas Gerais dedicara grandes fotos y rimbombantes titulares a su selección.No todos, sin embargo, son positivos. Aunque aluden a la rotura de un hechizo, al fin de una maldición, al término de un embrujo, con la goleada 4-0 sobre...

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