Golpes y Trumpadas

Poco antes de tomar posesión como cuadragésimo quinto presidente de Estados Unidos, Mr. Trump se mostró interesado por lo que ocurre en Venezuela, país que aportó soberbios ejemplares a su muy lucrativa empresa explotadora de la belleza femenina. Confieso que no me hizo ninguna gracia la preocupación por nuestro destino de esta suerte de Rico Mac Pato, que llegó a la más alta magistratura de la primera potencia planetaria galopando en el caballo de la antipolítica que espoleó con un discurso agresivo, chovinista y populista Chávez en negativo o positivo, según la postura del observador, y fue favorecido por un incongruente sistema comicial que desestima el voto popular; no me hizo gracia, repito, porque en su cháchara patriotera percibo resabios de la desacreditada Doctrina Monroe América para los norteamericanos, y del Corolario Roosevelt, es decir, de la política del Gran Garrote Big Stick, que pueden servir de coartada a las prédicas antigringas del dictaduro local. Menos me agradó que Rex Tillerson, canciller de su flamante plutocracia e influyente empresario petrolero vinculado a Exxon Mobil, que acertó, eso sí, al calificar de disfuncionales e incompetentes al eterno y su secuela, se ponga a buscar lo que no se la ha perdido y meta sus manos en el caldo de los asomados, amoratado de sobra por Samper, Zapatero, Torrijos y Fernández, para contento de quienes confían en la aparición Deus ex machina de un anhelado y esperado alguien que se ocupe de hacer lo que, de acuerdo con virulentas proclamas y coléricos llamados a una insurrección suicida en la que no participarían ni de vaina que esparcen por el ciberespacio, no ha sabido, po dido o querido hacer la oposición el participio depende no de la desenvoltura verbal del guerrillero digital, sino de su grado de iracundia.La oposición, ya se sabe, no es una fuerza uniforme, monolítica y sin fisuras. Tampoco la que ha sido, hasta ahora, su mejor apuesta para enfrentar al régimen, la Mesa de la Unidad Democrática. Una plataforma homogeneizada por la diversidad de organizaciones que en ella cohabitan, que admite el debate y el disenso, porque no es partido centralizado y leninista, sino una alianza estratégica para el cambio; sin embargo, no es el actual su mejor momento. Deshojando la mar garita del diálogo, olvidó que, por boca de su secretario ejecutivo, se nos prometió una reformulación de su estructura, y sus objetivos. De haberlo hecho con presteza quizá hubiese podido convertir el 23 de...

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