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La gracia inagotable de Paloma San Basilio

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Vincent

Después de la antesala que protagonizó Víctor Cuica, salió el cuarteto que apoya a Paloma San Basilio en la gira Esen cia, que pasó por Maracaibo y Valencia antes de llegar a una carpa blanca que fue instalada en un extremo del hotel Eurobuilding de Caracas. El reloj marcó las 10:00 pm cuando la artista llegó al escenario. Restarle instrumentación a su show genera una sensación de intimidad. Ya la voz no está vestida con metales, teclados ni sonidos de orquesta. Viene semidesnuda, como si el bajo, el piano, el saxo y la percusión cubrieran sólo partes estratégicas. La Luna me está mirando, yo no sé lo que me ve, cantó. Era la Tonada de luna llena, que de una vez se ganó a los presentes. Al terminar, preguntó: ¿Cómo estamos?. Y, ante la respuesta positiva, explicó: Sí, ya sé que estáis bien. Estamos aquí para celebrar el día de las madres, de las abuelas, de las hijas, de las nietas... de todas. Acabo de hacer un homenaje a un ser que adoré desde la primera vez que lo vi. Sé que están aquí su señora y su hija, que lo están cuidando. Quiero expresar la admiración profunda que siento por Simón Díaz. Cuando la ovación comenzó a bajar su intensidad, ya sonaba Pecado, que fue la primera de varias cápsulas de música latinoamericana que, según ella, la llevaron a enamorarse del continente: La manera que tienen en América de cantar en nuestro idioma es única y maravillosa. ¡Podéis cantar! ¿Eh? ¡Me gusta cuando cantáis!. Así siguieron La mentira, Sabor a mí y una versión con cierto perfume pop de Yolanda del cubano Pablo Milanés. La voz de Paloma San Basi lio, a los 60 años de edad, sigue proyectándose con fuerza. Hace que los aplausos no surjan como mera muestra de admiración por su trayectoria. Esa manifestación se hubiera producido igual si el show del sábado hubiera sido su debut. La conexión con la audiencia se fue fortaleciendo a medida que pasaban canciones como Piensa en mí de Agustín...

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