Gracias a Pedro León Zapata

Fue una justificada fiesta por todo lo alto, la de la celebración en 1995 de los treinta años de publicación de los Zapatazos en El Nacional, como lo es también la de cada nuevo aniversario, pues desde el inicio mismo de su inserción en el diario ha sido y es uno de los hechos creativos de mayor significación periodística que registre la historia de la prensa venezolana. Pedro León Zapata nació el 27 de febrero de 1929 en La Grita. Su primera caricatura fue publicada en Fantoches en 1946, tenía 17 años y era estudiante de pintura, las firmaba como P.P. y recibía 7,50 bolívares por cada una; su motivación no era precisamente artística, sino la pasión taurina, dado que dibujando sacaba el valor de la entrada a las corridas de toros. Estuvo en México entre 1947 y 1958. Estudió en el Instituto Politécnico y en la Escuela de Pintura de La Esmeralda, fue profesor en la de Bellas Artes de Acapulco; constató en los murales que algunas figuras de Orozco y muchas de Rivera son esencialmente caricaturescas, y que los medios del pintor pueden ser puestos al servicio de la caricatura y viceversa. Su adopción de ella como disciplina fue deliberada. Comenzó su trabajo formal de humorista al regresar a Venezuela e incorporarse, en enero de 1959, al semanario Dominguito, y desde la clau sura de este a fines de 1960 son incontables, como pintor y caricaturista, sus exposiciones, colaboraciones en publicaciones humorísticas, e ilustraciones en libros y revistas, además de sus programas radiales, conferencias, foros y espectáculos de humor. Es la suya una vida realmente fructífera en términos de creatividad, poder innovador y logros trascendentes. El primer Zapatazo apareció el 21 de enero de 1965, y mostraba al boxeador Morocho Hernández, recién coronado campeón de su peso, parado de regreso de deslices en lo alto de un envase de leche, con cara de satisfacción. El nombre Zapatazos fue sugerido por el periodista Omar Pérez con el temor del dibujante de que ello fuera tomado como autopromoción, y fue confirmado por Julio Barroeta, dada la gracia implícita en el doble significado: una afortunada decisión, como lo demostrara el hecho de que al poco tiempo ya la sección y su título gozaban de gran popularidad entre los lectores, así como sus contenidos eran tema de conversación. La ubicación prioritaria es rango conquistado por valor propio, reconocido por el periódico y por miles de personas que cada mañana buscan esa caricatura cual clave para una mejor...

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