La gran diferencia: revocar y derrocar

Venezuela ha sido de-vastada. El país trepida estruendosamente, al colmo de padecer un empobrecimiento que hunde a centenares de miles de familias venezolanas en el más patético estado de penuria, desventura y desamparo. Por eso queremos revocar a este régimen con votos, lo cual es muy diferente a derrocarlo, tal como intentaron hacer lo los golpistas en 1992, a sangre y fuego, prevalidos de cañones y metralla. Son muchísimas las motivaciones que nos animan a participar de manera entusiasta y decidida en la gran marcha, la Toma de Caracas el próximo 1° de septiembre, exigiendo además que el referéndum revocatorio se lleve a cabo este año.Espejos para mirarnos son las admirables marchas que han tenido lugar a lo largo de la historia, y han dejado profunda huella. Como la que hicieron en enero de 1917 las sufragistas que ventilaron sus derechos ante la propia fachada de la Casa Blanca. Sus reparos se hacían con gran sentido de la oportunidad, como aquel 20 de junio de 1917, y aprovechando la visita de una representación rusa a la sede presidencial en Washington, las sufragistas desplegaron una inmensa pancarta que exponía: Nosotras, las mujeres norteamericanas, afirmamos que Estados Unidos no es una democracia. A los 20 millones de mujeres que vivimos aquí se nos niega el derecho al voto. La lucha no fue en vano, al año sucesivo, el Congreso sancionó la Enmienda 19 a la Constitución, que impide la segregación de voto por razón de sexo.El 12 de marzo de 1930, Mahat ma Gandhi emprendió la denominada Marcha de la Sal, con un recorrido de 390...

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