La gran fiesta de la vendimia

Mendoza, Argentina

Cuando las uvas del futuro vino están listas para ser cosechadas en Mendoza, Argentina, toda la región aguarda atenta a la inminente celebración. El taxista, orgulloso embajador de su territorio, anticipa la relevancia del evento. "Todo Mendoza, toda Argentina y el mundo entero está pendiente de esta semana". Desde enero, cada quien acicala sus rutinas para la gran fiesta, de las más sonoras en el planeta en honor a la vendimia. En cada una de las 18 provincias, las jóvenes más agraciadas se enfundan sus vestidos largos y en fiestas para esa ocasión, participan en la elección de la soberana, que participará en un reinado mayor: la Reina de la vendimia. (Visitantes, favor abstenerse de llamarla "miss" frente al taxista). En los primeros días de marzo, las candidatas cruzan Mendoza en sus caravanas alegóricas, son presentadas como "sus majestades" a las multitudes que las veneran desde la acera y ellas, con coronas dignas del Miss Universo, saludan con actitudes de reinas. Junto a su cortejo, lanzan lo que se produce en sus regiones: desde uvas hasta melones, sin importar el peso. Abajo, la epidemia real se reproduce en versiones más modestas: los vendedores ambulantes ofrecen coronitas de fantasía para las niñas con vocación de princesas. El asunto adquiere relevancia nacional. Y la presidenta Cristina Kirchner supo que tenía que ir esa mañana a tomar el té con las candidatas. Esa noche, en el teatro griego Frank Romero Day, con capacidad para 20.000 personas, locales y visitantes contemplaron un espectáculo estilo Broadway con más de 1.000 personas en escena y eligieron a la nueva soberana, en una fiesta que se celebra desde hace 75 años. "Esto comienza a prepararse el día después de terminada la fiesta", cuenta Ricardo García Santander, quien fuera animador de ese espectáculo durante tres años. La relevancia se entiende a distancia. Es un motivo de fiesta mayor que las uvas maduren en la región donde se elabora el 70% de los vinos argentinos. El mismo lugar que, aunque desértico, tiene una capital hermosamente poblada de árboles gracias a la tenacidad del hombre por vencer la adversidad. De los cuatro oasis con los que cuenta Mendoza, han sabido aprovechar el agua no sólo para subsistir, sino también para que crezcan sanos los viñedos que ofrecerán las uvas para los vinos que se beben en el planeta entero. Argentina, valga recordarlo, es el quinto productor planetario y el séptimo en consumo. El vino es asunto serio. Y es una celebración mayor que maduren bien las uvas.

El secreto está en la tierra También desde enero, el enólogo David Bonomi de Bodegas Doña Paula, comienza la inagotable rutina de probar las uvas...

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